viernes, 16 de julio de 2010

Los amantes sangran juntos

No es acerca de mí o de ti. No es acerca del amor tampoco. Nuestra existencia tiene un propósito más exquisito, más profundo. Más importante que tú, mucho más importante que yo, y más grande que el amor.

De eso estamos hechos tú y yo, juntos. De la caótica pero monumental grandeza que existe entre los dos. Todo este tiempo, toda la existencia humana, todo lo que hace que el universo sea lo que es ahora, conteniéndonos a los dos en el mismo espacio y tiempo, nada de eso es coincidencia. Ésta fría penumbra, el agua caliente, el espacio entre tu piel y la mía, las estrellas que se forman entre tus dedos, todo esto, somos sólo tú y yo. Sólo tu y yo.

Acerca de eso se trata la vida, acerca de esto se trata todo, acerca de tú y yo, juntos. Por eso la tierra sigue girando, por eso el sol sigue brillando, somos tú y yo. El equilibrio entre lo que perdura y lo que perece, entre un final deslumbrante y un para siempre. Eso somos tú y yo. Así de importantes somos tú y yo.

Se lo debemos, entonces, al universo. Le debemos el ser cautelosos, con todo lo que tenemos entre las manos. Debemos ser cautelosos porque somos la luz que hace que la oscuridad tenga sentido, la sombra que busca el calor del cuerpo cercano, somos todo, tú y yo.

La existencia entera, los planetas y las galaxias, dependen de este momento, justo ahora, mientras yo estrecho mi mano hacía ti con la burda esperanza que tú la tomes entre la tuya, que me unas contigo y mates la distancia entre mis dedos y tu alma y me dejes ser parte de ti.

Tan importante y glorioso es este momento, que el tiempo que se lo lleva todo, decidió detenerse para que tú tomes tu decisión, los astros están pendientes de tus ojos negros, buscan, al igual que yo, que brillen nuevamente con esa luz poderosa que sólo puede encontrarse aquí, conmigo y contigo, juntos. Solamente juntos.

MP, siempre MP

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