Me detuve bajo un árbol grande, con sus ramas gruesas, ásperas pero con un olor tan diferente, un olor que me recuerda a ti. Cuántos años han pasado desde que lo plantamos, apenas yo siendo un mocoso que nunca se quedaba callado y tú un señor grande y sabio. La insignia de nuestros nombres es cada vez menos visible, no cabe duda de que el tiempo arrasa con todo a su paso; Me es imposible evitar que las lágrimas corran por mis mejillas, y es que cuánto te extraño, cuánto haces falta en mi mundo, vengo a regalarte las pocas palabras que me salen, y es que con forme te voy platicando, un nudo más y más grande aparece, no te preocupes por mí, ya veré lo que le diré a mi madre cuando me vea con los ojos llorosos, este es nuestro momento, un momento entre abuelo y nieto. Ayer por la mañana me encontré un camión de esos que tú manejabas, sé que me dijiste mil y un veces que cuando no estuvieras jamás volviera a preguntar por ti, pero no pude evitar volver a escuchar las grandes hazañas que tuviste aquí, si vieras cómo puso los ojos aquel señor cuando le pregunté si te conocía. Habrá muchas cosas que cambian pero hay otras que no, por eso estoy aquí, tu recuerdo vive conmigo, ya es hora de que me vaya, como bien decías, el tiempo nunca se retrasa, disculpa por tallar el árbol pero no quiero que desaparezcas de mi vida.
Te quiere, tu nieto el que nunca se callaba… :)