Mis brazos tiritan por ti más que el día de ayer, con cada respiro que trato de prologar más para llenar de aire mis pulmones, te vas alejando lentamente. Cada parte de mí añora tu cuerpo entero, hermoso y elemental, busco besarte una vez más; es triste, eres la razón de mi cordura, de la que nadie se ha percatado, mis latidos ya no son unísonos pues ahora el sonido de un réquiem se escucha a lo lejos… la tormenta escapa, Chernobyl está muy cerca, demasiado cerca.
“Pero tú no estás”
Después de varios arduos días de trabajo estoy de vuelta, cuando me conecté me llevé dos grandes sorpresas, para empezar resulta que existen premios en esto del blog y la otra gran sorpresa es que ¡una amiga me ha dado uno! :D, gracias Lucía (aquí su blog…la chica con el vaso de agua)por todo lo que he aprendido contigo, te agradezco infinitamente por el premio.
La verdad no sé de qué sea el premio pero está chido xD, así que procederé a el siguiente paso.
Bueno el premio tiene las siguientes normas:
Diez cosas de mí:
Y la parte complicada xD Nominar a ocho blogs para otorgarles el majestuoso premio. (Esto es complicado…W.W)
Todos son unos blogs increíbles, espero les gusten. Nuevamente. Gracias Lucía por el premio.
Hoy tengo ganas de…
El tiempo ha volado desde la última vez que te vi; mi corazón pide a gritos volverte a mira una vez más. Tu inigualable olor, anhelado por mi nariz; cómo me gustaría poder enfrascarlo para destaparlo cuando más lo necesite. Tus manos tan suaves y cariñosas, pero nada como tu corazón que quizá sea lo que más extrañe de ti. Definitivamente es tu corazón lo que extraño más. A veces, cuando duermo, o en momentos como estos, anhelo volverte a tener entre mis brazos, decirte lo mucho que te amo, no importa si te vale un comino, o si no se entera nadie de lo que realmente siento, pero cómo me gustaría podértelo decir una vez más.
Me juré que nunca más te podría escribir algo más en toda mi vida, pero hoy al saber algo de ti, las palabras y los sentimientos que guardé en lo más profundo de mi corazón suplicaron por salir una vez más. A lo mejor las palabras carezcan de sentido, pero por el simple hecho de estarte escribiendo algo, es irracional.
Sé que no me vas a poder olvidar, ahora lo sé. Me tardé tanto tiempo sin poderlo entender, pero hasta hoy, sé que no me vas a poder olvidar, porque siempre, y para siempre, te querré como a nadie más.
(porque como alguna vez alguien dijo, el amor es eterno, mientras dura).
Cuando te vi aquella noche de verano, no hace mucho tiempo, tu cabello de oro caía hasta casi la mitad de la espalda, llevabas un bello vestido azul que hacía resaltar el tono claro de tus ojos. Estabas sola en una mesa, a pesar de que había suficiente gente en el salón. Frente a ti, sólo había un lápiz acompañado de una libreta. Nada más.
Caminé hasta la mesa donde se encontraban algunos viejos amigos. Al parecer todavía era temprano. Increíblemente el lugar donde tú estabas, era quizá el lugar más bello del salón. Había meseros por doquier, cosa que no me sorprendía, porque se llevaría a cabo una de las más grandes celebraciones del año. Cuando hube terminado de saludar a todos, discretamente volteé para verte una vez más, el reflejo del sol, sobre la inmensa luna, entonaba perfectamente con tu pálida tez que te hacía ver casi como un ángel, y digo casi porque nunca supe si tus alas aparecían cuando tú lo deseabas.
La dama que me recibió en la puerta me dijo que la acompañase hasta donde sería mi lugar durante la celebración, mi corazón se detuvo por un instante al notar que nos dirigíamos hacia tu mesa, desafortunadamente, mi lugar en estas fiestas organizadas por innumerables familias, era siempre el mismo, casi monótono pensé. Debía sentarme en la mesa principal, donde se acostumbraba que se sentasen, las familias que llevaban años conociéndose. Nuestras mesas había quedado paralelas, y no había mucha distancia, entre una y otra. Como había sido uno de los primeros en llegar, tomé el lugar que más me favorecía para poderte ver sin que fuera demasiado notorio.
Poco a poco la gente comenzó a llegar, y pude ver como uno a uno la mesa iba llenándose a tu alrededor. El señor del piano había comenzado a tocar, un Debussy suave pero claro se escuchaba con sus notas tan suaves como las nubes cubriendo todo a su paso. Sólo podía faltar una sola cosa para esta magnifica noche me dije a mí mismo, saber tu nombre. Tal vez es triste pero nunca esperé que me hiciera caso, estoy pasando los 60 años y aquella época donde aún temiendo un poco, caminaba firmemente hasta su lugar para poder entablar una conversación, pero aquellos días ya habían terminado.
Mi cabeza intentaba descifrar el nombre que tenías, uno que embonara con tal belleza y al mismo tiempo con esa enloquecedora dulzura que mantenías. Tal vez sea Helena o podría ser Casandra, esperaba que su nombre fuese griego pues eran mis favoritos.
La cena había comenzado, los meseros uno a uno fueron saliendo de la cocina con platillos exquisitos; pero no importaba, esa noche no tenía hambre. Me levanté de la silla y salí para poder fumar un cigarrillo que mi cuerpo ansiaba desde hacía varias horas. Era realmente una noche maravillosa, se divisaban muy pocas nubes en el cielo, y la luna era visible desde cualquier punto de la ciudad. Era una noche de pareja. Había decidido sentarme en una banca que estaba a cien metros de la casa, se me había ocurrido la vaga idea de que estando ahí, se mantendría la paz que reinaba cuando yo te miraba. 
Una voz tan dulce y llena magia habló a lo lejos por atrás de mi hombro, me levanté tratando de regresar al lugar donde me encontraba, estaba atónito, mi cuerpo trataba de moverse pero era imposible. Caminaba con tal gracia que parecía volar. Los tacones eran altos, pero se notaba que estaba acostumbrada a caminar con ellos. Su figura era espectacular, el vestido parecía echo a la medida. El cigarro cayó lentamente al suelo pero ella seguía caminando. Acarició con la palma de su mano, mi barba mal rasurada. Mis pulmones se llenaron de un hedor indescriptible pero inigualable. Quise mover mi mano y tocar su rostro y saber que era real. No pude decir nada, y cuando pensé que lo haría, me puso un dedo en la boca, haciéndome entender que debía callar. En todo ese momento no había parpadeado con el miedo de que si lo hacía desaparecería, no soporté más, y lo hice lo más rápido posible; cuando abrí mis ojos estaba detrás de mi a unos cinco o seis pasos, la voz más hermosa que había escuchado antes volvió a sonar -me gustaría tener un nombre y será el que tú me quieras dar.
Hoy me levanté por el lado contrario al que acostumbro; irónicamente lo primero que pienso es que vencí a la muerte una vez más, me imagino el día que mi cuerpo deje de funcionar, quizá ni siquiera me percate de ello. Al asomarme por la ventana se ve que el día es demasiado nebuloso para ser verano. El cuadro que coloqué ayer por la tarde, aún es sostenido por el ñango clavo, las flores que se ven desde mi ventana no parecen ni siquiera haber crecido un centímetro. Todo parece igual, sin embargo, hoy lo haré diferente.
Hoy no tengo ganas de tomar una ducha, tampoco de desayunar y mucho menos de verme aliñado. Enciendo el motor del auto que con el tiempo pasó de ser maravilloso, a simplemente ser un automóvil. Así es la gente, a veces se nos olvida el valor de las cosas. En mi camino nada se atraviesa, es de esas pocas veces que parece que la vida coopera contigo para que todo te salga bien, los semáforos hasta coordinados simulan estar. Todo parece listo, nada parece interponerse, quizá Dios así lo quiere pensé. Me había tomado muchos días pensar en la manera que debía hacerlo, una bala en la cabeza tal vez fuese lo más sencillo, pero no creo tener el valor suficiente para apretar el gatillo. Tomar pastillas y causarme una sobredosis, es lento, y existe la posibilidad de que falle, tal vez es antiguo, pero he decido ahorcarme. No sé si dolerá, dudo que duela, aunque quién sabe. Falta muy poco para llegar, curiosamente estoy muy cerca de algo que por años me mantuvo lejos de tomar esta decisión. No fue una mujer, ni cosas materiales, no. Nada de eso. Puede incluso ni tener sentido, pero pocas cosas en esta vida realmente lo tienen. 
El lugar donde pienso quitarme la vida, que ni siquiera me pertenece, no tiene nada de especial, tan sólo tiene lo que necesito, un árbol. Muchas veces llegué a pensar que tendría miedo de este momento, del momento en que tendría que pasar la soga a través del árbol, del momento que rubiera que hacer el nudo que es tan peculiar en las películas antiguas, del momento que tuviera que meter la cabeza y decidirme a brincar; pero no es así, no tengo miedo, a mis 39 años, poseo una vida que promete demasiado. Soy exitoso. No tengo hijos, y mucho menos esposa, pero tuve una vida a mi parecer, completa. Tuve todo lo que siempre quise, pero ya no hay más, sé que ya no hay más, nunca he podido soportar que las cosas no cambien, y por eso hoy. Hoy he decidido hacerlo diferente…
Hoy, nada parece cambiar, las personas caminan creyendo estar vivas, creyendo tener la convicción de estar viviendo por el simple hecho de respirar y aún así, no significa nada. Camino por las calles a veces sin rumbo alguno, mirando, siempre mirando, ocasionalmente no encuentro nada que me llame la atención, a veces resulta ser que algunas cosas simplemente no cambian, el pasar del tiempo resulta nada a lado de ellos.
Normalmente me encuentro gente que habla entre sí mismas, y me causa mucha gracia, como pretenden estar poniendo atención, es increíble cómo estos seres vivos que se dicen ser el animal más inteligente que existe, deja pasar una oportunidad entre sus dedos. 
Estoy cansado de ver que todo sea igual, que todo sea una maldita rutina, por mi parte estoy traumado con el hecho de que la vida se vuelva una simple camino, un camino que es imposible de quebrantar, habiendo tantos rutas, y tantas opciones para poder dar ¿siempre todo tiene que ser igual?
No caminó más de cien metros y de mi boca salen palabras tal vez altisonantes, ¡Me lleva el demonio un vez más! ahora con los estereotipos, es lo que a uno le exige esta mugrosa sociedad, exigen una forma de vida, que ya ni siquiera es posible de cuestionar, y ¿todo para qué? nada tiene sentido, en unos años todos nosotros una antología casi podremos llegar a formar; hoy me estaba dando cuenta de algo, qué será de nuestras fiestas en unos diez años, y no lo escribo porque serán un total fracaso, no. Nada de eso, la música es lo que realmente me preocupa, no quisiera sonar tan snob como el texto está fulminándolo ser, pero no tendremos música que acompañe a nuestras comidas, hoy tengo diecisiete años, y la música cada vez es mucho más extraña, los mensajes que antes iban y venían en frases a veces tan cortas ya no existen más y ¿hoy qué tenemos? ----NADA---y pronto quedará menos que eso.
Adónde vamos, ni yo lo sé, pero a este paso, sería mejor dejar de caminar…
Dame dos minutos para poder entenderlo mencionó cerrando los ojos como quien busca encontrar la paz dentro de sí mismo, mientras se pasaba la mano por el cabello ralo una y otra vez; hoy era un día frío, el sol nuevamente fue ofuscado por las incesantes nubes, increíblemente no se sentía el viento como se acostumbra por estas fechas, el alpende donde ocasionalmente charlábamos de nuestras vidas, había sido cerrado.
Después de todo este tiempo de conocerte tu presencia me causa escalofríos, todavía recuerdo las palabras que nos dijimos el uno al otro, como tratando de que se quedaran plasmadas en una eternidad que no fuese jamás derrocada. Todo ha sido destruido, unas cosas las mató la vida; otras fui yo. Hoy me encontré un pequeño pedazo de esa realidad que algún día compartimos, por momentos lo había olvidado, y había pasado a formar parte de una decoración más en aquel cuarto. Por fin te levantaste, no has dicho ni una sola palabra pero ambos sabemos que es mejor así.
…algún día yo sé que también te lo encontrarás…
“Pequeños pedazos de realidad son a veces los que nos recuerdan que las cosas pasaron. Las palabras se las lleva el viento, las acciones a veces son olvidadas y el tiempo…No siempre es el mejor amigo”.
