sábado, 9 de abril de 2011

El horizonte

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Se levantó de la silla con la sonrisa apenas visible, el mundo guardaba silencio; las mariposas a pesar de los años seguían molestando. Hay cosas que no cambian, pensó. Comenzó a subir peldaño por peldaño, los nervios estaban presenten y el dedo índice vibraba un poco.

El ulular de la música giraba con su cuerpo, la tomaba de la mano mientras se sonreían. Le miraba, le acariciaba a la par que se iban fundiendo, y la metamorfosis se expandía en todas direcciones, su corazón reverberaba provocando un eco en el de todos los demás.

 

Soñé con el horizonte, lo alcancé.

Sola

Sientes como si la vida se te acabara, inhalas y te vas sintiendo cada vez más débil, quieres que el tiempo se detenga. Buscas en el aire, levantas las manos, incluso por debajo de una piedra, exhalas a la par que una parte de ti se ha quedado olvidada, corres, empiezas a correr como nunca has corrido, aquellos maratones son cortos para lo que has corrido, tu celular suena pero lo ignoras, prefieres ignorarlo porque te puede distraer, no buscas distracciones, aquellas de las que siempre te encuentras y te haces fuerte; abres puertas pero no las cierras, tu pecho se hace cada vez más pequeño y las ganas de llorar se hacen más grandes, así que aprietas los puños para que no lagrimes, escuchas una voz que te habla desde tu espalda, volteas… te lo imaginas detrás de ti con su cara inocente, con su playerita roja y su simplicidad, sus cabellos tersos y su mirada dulce, pero nada, no hay nada se ha ido, el viento se lo ha llevado mientras tú, te estás quedando, sola.

 

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lunes, 4 de abril de 2011

Empezar de nuevo

Sin una clara idea de lo que va a salir de las palabras,image comienzo una aventura nueva, la de formar oraciones, la de ir colocando letra tras letra, palabra por palabra para ir sensibilizando el corazón y la mente. Para retomar aquel toque con el que suelen escribirse sinfonías, para redescubrir esa magia esa ilusión que se sintió perdida, para encontrar en mí una respuesta y una mejor comprensión de lo que pasa, escribo para nada, y digo para nada porque muchas veces escribo sin saber lo que estoy escribiendo, como una ignominia a la razón que se deja llevar por los placeres de lo no sabes que podrías haber escrito. Se escribe para contar historias, para matar el tiempo, para entender el tiempo y para detenerte en lo que nunca te habías detenido, para sonreír y para dejar de hacerlo, para imaginar y para sonar dentro de otros, para reverberar dentro de ellos como alguno quizá hacen cuando lees sus escritos.

Me gustaría imaginar que el músico de la literatura que llevo dentro está despertando, que se está tronando la mano y que tiene una nada que contar. De esas nadas que duras muchos escritos.

No sé para qué escribo, ni qué es lo que acabo de contar, pero que quede en estas hojas, y que se anote que hoy me decidí a hacer lo que hacía tanto no hacía.

Colores de la literatura

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Sí. Estamos de vuelta. Sin literatura, sin cuentos, sin relatos, sin nada después de una larga ausencia, pero estamos acá con las manos en blanco, con una libreta que está lista para comenzar a ser llenada, y con los sentidos bien puestos en los todos los colores.

Cuento con una pluma y tinta azul porque se ha vuelto mi favorita. Tengo una cabeza nueva aunque con los ojos un poco atrofiados.

Empezaré por el final y llegaré al principio, pero de diferente manera.