martes, 2 de marzo de 2010

Por qué

Por qué, dijiste mientras sostenías la rosa en tus manos pétreas y maravillosas, Por qué me das una rosa, vuelves a repetir mientras mi corazón se acelera, se siente inútil al no poder funcionar como está acostumbrado, no sabe lo que está pasando, no sabe que al menor roce, a la mínima palabra tuya todo su mecanismo se comienza a alterar.

Y heme ahí, viéndote a los ojos, a tus largas pestañas, a tu dulce mirar, heme ahí parado frente a ti sin saber qué decir, sin saber cómo actuar, heme ahí, sabiendo que las próximas palabras serán fundamentales, pero no sé qué decir, no sé ni cómo comenzar.

Te tomo de la mano, lentamente entrelazamos nuestros dedos, algo dentro de mí, me dice que eres tú, no sé explicarlo, no sé ponerlo en palabras, no puedo. Una sonrisa, pequeña pero visible aparece, quizá no te das cuenta de que lo mucho que puedo pensar en tan poco tiempo, pero la realidad es que mi mente vuela cuando estoy contigo.

El tiempo también está volando, se va con mis pensamientos, con mis ideas, con mis ilusiones, se va para no volver.

Por el momento las estrellas son nuestro techo, nuestro paisaje, la noche entera, pero estamos juntos, con los ojos como vidrios, los míos sobre los tuyos, los tuyos sobre los míos, te abrazo como si quisiera retenerte para toda la vida, siento tus manos frías y un escalofrío recorre mi cuerpo, Creo que me gustas, es irónico lo sé, pero es la verdad.

Por qué, vuelves a repetir, pero ya no sé qué más responder, te sonrío, lo único que hago es limitarme a sonreír.

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