martes, 6 de enero de 2009

-----Mi Dulce Otoño-----



Solo una foto tuya tengo...Solo una imagen en mi cabeza has dejado, fueron las palabras de Nicolás, el tiempo, sin lugar a dudas había pasado desde la última vez que la había visto, era increíble como podía existir una mujer así, tan bella como el otoño, una mujer con facciones perfectas, con unos ojos que reflejan ternura, con unos labios tan finos como una noche sin estrellas, despedía un olor inexplicable, tan dulce y magnífico como las rosas y el olor a lluvia; Ese tipo de mujeres que ya se ven poco en la actualidad, de esos que siempre están disfrutando la vida, sin importar la situación en que estén, era tan increíble que con una simple sonrisa podía deslumbrar a cualquiera, era puramente...perfecta.


Hoy después de tanto tiempo se volverían a ver, Nicolás estaba perdidamente enamorado de ella, y a pesar de que ella jamás había revelado su nombre, la amaba tal y como era; Él busco un nombre para poder recordar a esta bellísima mujer, la cual llamó "Mi dulce otoño".


Esta podría ser la segunda y última vez que la viera, aun no sabía por qué, pero lo sentía muy dentro de sí mismo. El lugar de reunión sería ese lugar, donde la había conocido hace casi dos meses, en un parque casi a dos cuadras de su casa, la hora de reunión sería a medio día, tal y como fue la primera vez, eran once y media ya estaba listo, así que decidió caminar lentamente hasta el parque, imaginando cómo sería verla de nuevo, cómo sería estar junto a ella una vez más.


Al llegar al parque trató de encontrarla, pero aun era temprano, faltaban quince minutos, caminó hasta una banca donde se sentó. De pronto una voz angelical, lo llamaba:

-Hola Nicolás, cuando tiempo sin vernos ¿cómo has estado?-

Y ahí estaba su dulce otoño, mirándolo con unos ojos tan bellos como el cielo, era casi imposible de creer que la estuviera viendo por segunda vez.

-Hola mi dulce otoño cuanto tiempo sin vernos, he estado muy bien y me había estado preguntando cómo estarías tú-

-Yo...he estado bien- dijo con una inigualable sonrisa
-Sabes, hay algo que he querido decirte desde la última vez que nos vimos-
-Yo también Nicolás y es por eso que te cité hoy, es necesario que lo sepas-

Nicolás sintió un escalofrío desde lo más dentro su ser, sabía que algo no estaba bien.

-Estoy enferma, tengo leucemia, los doctores me dan la opción de que tratarme con quimioterapias, pero, me conoces, y sabes que no aceptaré, así que trataré de seguir mi vida lo más normal posible hasta que el día llegue-

Nicolás se quedó petrificado, era imposible, debía ser una broma de mal gusto, no lo aceptaba ni lo aceptaría.

-No digas más, deja de preocuparte y pasemos estos momentos juntos, tan solo tú y yo, el mundo aquí no existe, esta tarde es tuya y mía-

Sin notarlo la tarde se fue volando, riendo y jugando, el día había terminado, era hora de que ambos volvieran a su casa. Mirándose un instante se fundieron en un abrazo, un abrazo como el mismo movimiento del cosmos, era un choque entre dos fuerzas únicas unidas en un abrazo, tan puro y bello como el amor que una madre le tiene a un hijo.

Nicolás comenzó a caminar hacia su casa, era la última vez que se verían, lo sabía, tenía miedo de voltear y saber que ella ya no estaría ahí. Era su última oportunidad de verla, y dudando un poco, volteó para encontrarse con el ángel más bello que había visto en su historia, caminando hacia el lado opuesto a él, perdiéndose entre los árboles, caminando con tal gracia que parecía volar, era increíble...Con una lágrima resbalando por su mejilla decidió continuar...

Aquel día era el primero de invierno, y sin volver la vista atrás el otoño había partido, para jamás regresar...

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