Al tomar la pluma parece sencillo, el jugar con mis dedos pasándola de una lado a otro me resulta divertido, es un vaivén de ideas.
Papel y pluma, pluma y papel.
¿Te quiero? no lo creo. ¿no te quiero? lo dudo.
Ni yo mismo soy capaz de explicar qué es lo que sucede, son palabras son sólo palabras las que busco; una ráfaga de crueldad me acecha y aún así faltan palabras.
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