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¿Lo logré? – ¿Crees acaso tú que ya lo lograste?

No, creo que no. Entonces ¿por qué me preguntas si ya lo lograste?-

Nadie dijo que fuera sencillo, y estoy seguro de que lo entiendes dijo mientras lo miraba atónita al escuchar cómo salían las palabras de su boca, como un dragón imposible de derribar. Miraba mis manos tratando de encontrar una esperanza que me ayudara a salir del marasmo. Afuera todo parece estar tranquilo. “No lo logré” era lo único que rondaba por mi enmarañada cabeza; nada parece dejarte satisfecho, tú siempre estás buscando más y más, dime por favor que te saciarás alguna vez, maldito sentido común, jamás dejas de atormentarme bajo las prórrogas que tanto me das, es acaso ¿que el maldito engrane que llevas no se detiene alguna ves? a fin de cuentas nadie te llama, vienes cuando se te antoja, estás ahí parado junto a la ventana como si todo estuviese normal, respiras, dejas de respirar, mueres y vuelves a morir, me escuchas, y aún así me haces llorar, no te entiendo, ni jamás te entenderé.

Déjame ya, libre bajo esta soledad, recostada, tan sólo déjame ya.

Lentamente caminó hacia la puerta, con aire de triunfo –¿Nos volveremos a ver? dije apenas con un tono de voz tan bajo que creí que no me escucharía. Volviéndose hacia mí.

-¿Puedes dar más? preguntó casi con la respuesta en la boca.

-Sí…creo que sí.

-Nos volveremos a encontrar. Me acurruqué tomando la poca sabana que todavía quedaba; hacía frío, mucho frío, lentamente aún con aire de soltar palabras al viento, no quedó más que mi cansancio, adormilada tan sólo mencioné “todavía puedo dar más”.