sábado, 14 de noviembre de 2009

Escribiendo Entre Párrafos

Me encuentro sentado bajo un árbol, probablemente el día sea sábado, pero a causa de mi afición por nombrar los días de diferente manera, hay días en los que olvido plenamente el día en el que vivo. A mi derecha hay una botella de agua con una etiqueta de esperanza. Sé que es extraño pero cada quien cree en lo que le parece lo más coherente. En las manos sólo tengo una pluma y una libreta que encontré en un viejo cajón de mi escritorio; de esas libretas que guardas esperando algún día volver a usar, o en su defecto estrenar. Me toco la cabeza en busca de encontrar un no sé qué que me impulse a escribir, lamentablemente no lo encuentro.

       Es un día bastante caluroso para ser invierno, quizá sea porque son las doce de la tarde, y pensándolo bien no sé cuál es la manera correcta de decir si son de la tarde o de la noche, y para que quede claro sin importar la redundancia de lo que he escrito algunas líneas más arriba, son las doce del sol, me gusta decirlo de esa manera para no crear ninguna confusión. Prometo que al terminar este escrito iré a investigar la manera correcta de hacerlo para no volver a cometer este simple error.

     En fin. Como comentaba hace 5 minutos, o quizá para ustedes sean sólo 2 segundos –maldita teoría de la relatividad– es un día maravilloso, el que estoy viviendo en estos momentos, no tengo nada que hacer, es fin de semana, y he terminado de leer un libro más. Y vaya que se siente bien terminar un libro, me imagino que para ustedes lectores ha de ser igual de maravilloso terminar de leer un buen libro. He pensado que es una lástima que en ocasiones duren tan poco.

    Es extraño pero cada vez que separo los párrafos, es porque alguien o algo llega a interrumpirme, supongo que tienen que pasar. Pienso que este lugar me hace bien. Es como un jardín del edén, claro que no se compara con él pero el nombre suena bien. O quizá como el jardín de los suspiros, como algunos de ustedes les sonará, pero tampoco suspiro tanto en este lugar. Mejor diré que es sólo un jardín.

     Sin darme cuenta he decido regresar a mi casa, a mi cama donde acostumbro escribir en la computadora, pensar que todo lo que he escrito en los párrafos pasados no tiene ni pisca de verdad, bueno lo de que el día es maravilloso, es verdad. Pero de ahí en fuera desde que empecé a escribir no me he movido de la cama. Y lo que me hace  más me hace pensar, son lo maravillosas que son las palabras, lo endulzante que pueden ser, o en su defecto lo prejuiciosas que pueden resultar. Así de sencillo es el mundo de las palabras, lo mejor de todo, es que esta historia, podría ser lo que tú estás viviendo.

2 comentarios:

  1. Párrafo 1: quizás te sirva, en vez de tocarte la cabeza buscando un "no se que", toca tus labios...si están traposos (mojados) quiere decir que por hoy ya has hablado mucho, y no quede nada por decir...
    si están secos y al parecer agrietados, quiere decir que mueres por hablar, pero las palabras no salen de tu boca, es cuando necesitas la pluma y el papel...salen solas las palabras...maldita tecnología que ha cambiado el soporte

    Párrafo 2: doce del día, las otras doces son de noche...eso sirve: "son las doce del día", "son las doce de la noche", o es mediodía o medianoche :)

    Párrafo 3: para mi terminar un libro, es como si recién hubiese parido cada palabra que éste contiene...me retuerso entera...y cuando logro terminarlo, lo cierro rápidamente y lo tiro a la cama (donde sé que no se romperá) y me siento triunfante de soportar al autor..sea destacado o no

    Párrafo 4: el patio de tu casa no más...

    Párrafo 5: repito, maldita tecnología...somos de la generación que está realmente cagada sin ella...!

    saludos

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  2. Me llena saber que aún hay gente que aprecian la literatura y más como tu, el escribir de esa manera tan real, me hace sentir bien cada vez que leo sus textos :). Por decirle que me podría pasar horas leyendolos jeje.

    Un cordial saludo.

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